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Con el cierre del laboratorio Cinecolor termina una era

Dejó de operar la entidad dedicada al revelado y copiado de material fílmico, la última en América latina

Por Julieta Bilik

Publicado en LA NACION el 27 de Junio de 2017

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El cine es el arte que más depende de la tecnología. Nacido como un producto derivado de la revolución industrial, su relación con el desarrollo técnico es intrínseca y lo define ontológicamente. No por nada sus atribuciones como arte e industria se han visto tantas veces entrelazadas hasta fusionarse en una única definición. Una vez más, esa conexión se impuso y hoy trae noticias que despiertan la nostalgia: cerró Cinecolor Lab, el último laboratorio de revelado y copiado de material fílmico de 16 y 35 milímetros de América latina.


Como ya había pasado aquí con los laboratorios Alex, que quebraron en 1995, y R+T Stagnaro, que se vio obligado a cerrar en 2012, el 13 de mayo, Beto Acevedo (gerente de la planta con más de 35 años en actividad), anunció en redes sociales lo que la comunidad audiovisual ya palpitaba: el cese de actividades del laboratorio de Olivos.


"La tecnología hizo que se convirtiera en insustentable, y aguantó más de lo que los más optimistas augurábamos", dijo Acevedo. Lo que sí se sabe es que la empresa preservará todos los materiales negativos depositados, los equipos y las instalaciones; mientras tanto seguirá dando servicios en su casa de posproducción de Palermo, para formatos digitales.

En ese sentido, Alejandro Heredia, gerente general de Cinecolor Argentina, dijo a OtrosCines.com: "Nosotros habíamos proyectado sostener el fílmico un tiempo más, pero distintas circunstancias lo hicieron inviable ya desde este año. Decimos que dejamos de operar porque no cerramos el laboratorio. Cinecolor es una empresa de mucha responsabilidad social. No llevamos una topadora, no armamos un negocio inmobiliario. Los depósitos están en el mismo estado que cuando el laboratorio funcionaba, seguimos cuidado las copias de la misma manera que en estos 35 años".


Inaugurado el 8 de diciembre de 1980 por Abraham Kakovich, junto con un equipo de técnicos provenientes de Alex y el ingeniero Fernando Huberman en un predio de seis mil metros cuadrados cubiertos a metros de la Panamericana, la planta se convirtió en la más importante de América latina. En 1995 pasó a manos de Chilefilms y en 2004 inauguró su sede de Palermo, que seguirá funcionando normalmente y en cuyas instalaciones seguirán trabajando la mayoría de los empleados que quedaban en Olivos.

Para los nostálgicos, el dato es que la última película argentina en procesarse en Cinecolor Lab fue El cielo escondido, de Pablo César, uno de los pocos directores locales que mantuvieron la costumbre de filmar en 35 mm y que cuenta con diez largos de ficción en fílmico.


Ante la consulta de LA NACION, Luis Puenzo, quien recientemente remasterizó digitalmente la copia de la ganadora del Oscar La historia oficial en las instalaciones de la empresa, dijo: "Hace rato que Cinecolor Olivos estaba cada vez más inactivo y era menos rentable. Cuando todavía se proyectaba en fílmico allí se solían hacer todas las copias de proyección para América latina. Pero ahora quedan poquísimas salas con proyectores de 35 mm".

Por su parte, Félix Monti, director de fotografía de esa película, recordó con nostalgia el trabajo diario que realizó en 1984 durante el procesado de la película cuando la sede de Olivos recién había inaugurado y calificó el cierre como la terminación de "todo un mundo que fue la fotografía analógica".


Como la transformación del cine no ha sido sólo en las técnicas de producción, el traspaso del fílmico al digital abre otros debates, como el de la preservación de las películas. Según se sabe, más del 90% del cine mudo y casi el 50% del cine sonoro nacional se han perdido. Aunque la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (Cinain) fue creada por la ley 25.119, de 1999, no fue reglamentada hasta 2010 y desde entonces se sigue esperando que el Estado le asigne un espacio para comenzar a funcionar.


Y como toda cinemateca necesita de un laboratorio para la restauración de copias, tras el cierre de la planta de Olivos el tema volvió a la agenda en varios sectores de la comunidad audiovisual. Desde febrero, tanto la nueva gestión del Incaa, encabezada por Alejandro Cacetta, como el Ministerio de Cultura, están comprometidos con la problemática y dispuestos a concretar el proyecto de la Cinain.

Por su parte, lo que varios directores, productores, técnicos e historiadores intentan es que las máquinas que quedarán cesantes tras el cierre de Cinecolor Lab sean puestas en valor para la futura Cinain. Algunos hasta reclaman el predio para tal fin, pero otros lo consideran imposible debido al alto valor de la propiedad. A la espera de una promulgación de parte de la empresa y otra del Incaa, el tiempo sigue corriendo; y el archivo fílmico nacional, desapareciendo.


Sobre la preservación

Respecto de la preservación audiovisual hay dos posturas: una que se inclina por la opción digital, a través del LTO, y otra que prefiere la analógica, que exige hacer copias en 35 mm de todas las películas. Paula Félix Didier, directora del Museo del Cine y miembro de la Cinain, escribió en La imagen recobrada: "A diferencia de los sistemas electrónicos y digitales, las características físicas y mecánicas del sistema fotoquímico han permanecido estables desde la introducción del sonoro, hace más de 80 años. Es por eso que, aún hoy, el fílmico es el mejor soporte para preservar, porque es el que garantiza la supervivencia de las obras audiovisuales por más tiempo".



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