Los niños que son estrellas
- Julieta Bilik

- 18 nov 2014
- 2 Min. de lectura
Por Julieta Bilik
Publicado en LA NACION el 18 de noviembre de 2014
El director y dramaturgo Guillermo Hermida puso la lupa en la infancia, que es entregada al público en una nueva obra.

Un niño gordito y retraído. Una madre soltera y con ambiciones. En la terraza de su casa, a fines de los años 70 o quizá a principios de los 80 la madre decide quemar las ropas de su hijo para que renazca, para transformarlo "de niño oruga a niño mariposa". Así empieza El público me adora, la nueva obra de Guillermo Hermida, un director, guionista, dramaturgo y actor que el año pasado ganó un Premio Florencio Sánchez por Como si afuera hubiese nada -gran suceso de público y de crítica-.
En esta nueva pieza que se estrenó en el Portón de Sánchez y que protagonizan Javier Rodríguez Cano y Monina Bonelli, Hermida indaga sobre la niñez -ese territorio que se confunde con el primer hogar-, la relación de expectativas entre cualquier madre y su hijo, los primeros reconocimientos del afuera, la necesidad de la popularidad y las inevitables primeras decepciones amorosas.
¿Acaso es una historia autobiográfica? Probablemente no. Hermida cuenta que el disparador para El público me adora fue el entramado de tres temas: la niñez como estadio de entrega y dependencia, la incondicionalidad del amor y los malentendidos en la búsqueda de la notoriedad.
Con fragmentos musicales, un tono confesional, imágenes que se reconstruyen a partir de textos minuciosos y un ritmo que nunca decae gracias a la labor de la dupla de actores, El público me adora es esencialmente el racconto de los recuerdos de las sensaciones de infancia de Silvio Gorrión, un niño que se transforma en estrella de TV, que se alternan con la mirada de una mujer (Amanda) que deviene progenitora, presentadora, biógrafa o personaje evocado según la acción dramática lo requiera.
¿El touch? Los números musicales con bailarinas incluidas y hasta covers de Sandro. "Confío en que un cuadro musical oportuno, con sentido, puede contribuir a contar algo de modo más certero, más personal que un diálogo, o un monólogo", opina Hermida y cuenta que en El público me adora funcionan como evocación ensoñada, y como referencia al sinsentido que -cada tanto- presentan los formatos televisivos.
Sobre la elección del casting -una de las decisiones más acertadas de la puesta- Hermida confiesa que mientras escribía el personaje de Silvio Gorrión ya pensaba en Rodríguez Cano para encarnarlo con quien había trabajado enComo si afuera hubiese nada. "Es un actor respetuoso, disponible, sensible", opina. "En cuanto a Monina, yo necesitaba una actriz potente, lúdica y que, a la vez, mostrase cierta severidad. Deseaba, además, abrir el juego y trabajar con alguien con quien no había trabajado; pensé en ella. Un amigo en común nos acercó y felizmente me dio el sí."
Para explicar de dónde surgen las historias, Hermida cuenta que como es muy reservado en general se convierte en confidente de amigos y conocidos. "Esa alquimia generó en mí la necesidad de un manifiesto; ese manifiesto fue y es: escribir". En este nuevo trabajo escribió sobre el material del que está hecho la memoria, esa primera infancia, ese primer hogar.
El público me adora
De Guillermo Hermida.
Sábados, a las 21,
El Portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034.
Por: Julieta Bilik



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