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De altos ejecutivos a emprendedores por decisión propia

Por Julieta Bilik

Publicado en El Cronista el 26 de octubre de 2017


Trayectorias comprobables, posiciones jerárquicas en compañías de renombre, sueldos tentadores, beneficios múltiples y la comodidad de lo ya conocido. Con todo eso contaban tres profesionales que decidieron dejar de lado sus puestos para darle un giro a sus carreras y lanzar sus propios negocios. Las experiencias y las recomendaciones para quienes quieran seguir el mismo camino.

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Para muchos, los puestos jerárquicos en las grandes compañías transnacionales lo son todo: la meta por la que trabajan durante años y el lugar en el que quieren retirarse. Pero como sólo en la diversidad aparece lo novedoso, también hay personas que han optado por el camino inverso. Con la valentía necesaria, dejaron sus cargos en importantes empresas para iniciar sus propios emprendimientos. En esta nota, experiencias, consejos y algunas añoranzas de tres perfiles de ejecutivos que decidieron devenir emprendedores.


Leandro Sabignoso es de San Nicolás y desde siempre supo que quería liderar. Ingeniero electrónico egresado del ITBA y con un MBA de la IE Business School de Madrid, trabajó nueve años en Telefónica en distintos roles de operación nacional. Y también en sectores regionales y globales, como durante los últimos tres cuando lideró el desarrollo del área de Seguridad de la Información en trece países de Hispanoamérica, período en que el negocio triplicó su tamaño, hasta un volumen cercano a los 60 mil millones de euros. Pensarlo en ese contexto hace irrisorio creer que pudiera querer arrancar de nuevo. Pero su pasión por la tecnología y su alma de entrepreneur pudieron más.


En sus palabras: “Toda mi vida fui emprendedor y siempre quise construir mi propia empresa. En esa búsqueda confluyeron un momento propicio de madurez personal, el encuentro con dos socios con los que formamos un equipo genial y una sensación interna de que era el momento”. Sin más motivos, se lanzó a su sueño.


Hoy es CEO Fundador de Auravant, una empresa de big data para el agro que desarrolla herramientas de tecnología informática que ayudan a los productores a adoptar agricultura de precisión. Se entusiasma: “Acabamos de lanzar una plataforma gratuita para seguimiento de cultivos, que está teniendo muy buena recepción en el mercado y con la que esperamos cubrir millones de hectáreas en el corto plazo”. Y cuenta que también ofrecen otras aplicaciones como las que ayudan al productor a usar fertilizantes y herbicidas de manera más eficiente, con las cantidades justas en cada lugar del campo.


¿Si extraña algo de su anterior rol ejecutivo? “Un poco a las personas, y como era un rol en el que viajaba mucho, a las que viven lejos ahora nos las puedo ver tan seguido”. Por lo demás, agrega: “Fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Desde el primer día me resulta muy fácil salir de la cama. La sensación de alineamiento entre los objetivos profesionales y personales es muy linda, y compensa con creces los sacrificios”.


Respecto a los capitales culturales y simbólicos que le dejó su experiencia en una de las empresas telecomunicaciones más grandes de Hispanoamérica Sabignoso rescata, más que lo contactos, el ambiente de contención. “La corporación te permite equivocarte mucho y por ende aprender más”. También cree que entender cómo funciona una gran compañía es necesario para intentar construir una.


Como consejo a otros que quisieran seguir su camino aporta el dato de armar un buen equipo. “Los socios son lo más importante -por lejos- en cualquier emprendimiento. Es lo único que queda al final del día, y es una condición casi suficiente para emprender. Las ideas cambian, el financiamiento se consigue… pero si no hay un equipo que soporte los vaivenes de una startup es muy difícil y es más crítico aún cuando se debe dejar de lado la oportunidad de desarrollo en una corporación”.


Para Javier López la necesidad de cambio vino por otro lado. Fue Director Financiero Regional de una multinacional francesa durante 15 años y antes había trabajado en ese sector dentro de Coca Cola y Burger King acumulando un total de más de dos décadas en el mercado corporativo. Hasta que en 2013 decidió dar el salto. “Cuando un camino no te da más felicidad, hay que girar y tomar otro rumbo”. La decisión no fue fácil, pero el cuerpo se expresó. “Cuando dejé la corporación, después de años de muchísimo trabajo, viajes y stress, y luego de haberme diagnosticado en el mismo mes celiaquía e hipotiroidismo, y de un pico de presión fuertisimo, comenzó el proceso de transformación que duró casi un año”.

Entonces, lo que hizo López fue transformar su problema, la celiaquía, en una oportunidad de negocio. En septiembre de 2014 creó junto a Fernando Rivaud Gout Gluten Free, que se de dedica a la elaboración y venta de productos sin gluten y que hoy cuenta con un centro de producción, un restaurante, una pastelería y su primer franquicia en Rosario.


La gran pregunta es qué hace que un alto ejecutivo abandone la tranquilidad de su generoso sueldo a fin de mes, además de los múltiples y variados beneficios en concepto de extras que suelen brindar las corporaciones. Para López cuando un trabajo, proyecto, o lo que se emprenda no da adrenalina, pasión y ganas de hacerlo, en la medida que se tenga la posibilidad, hay que comenzar a generar la migración. “Uno siempre debe preguntarse: ¿Esto en lo que estoy me lleva al lugar donde quiero estar? Si la respuesta es no, hay que cambiar”.


Confiesa que lo que más aprovechó de su paso por el mundo corporativo es llevar el orden y la formalidad a cada acción. Y en cuanto a los contactos y relaciones, agrega: “Siempre van con uno y es importante ir sumándolos a lo largo de la vida”.


Desde sus épocas de estudiante universitario Rodrigo Beistegui trabajó en Procter&Gamble, una de las empresas de consumo masivo más grandes del mundo que comercializa marcas como Pampers, Gillette, Vick, Always, Pantene y Magistral, entre otras. Hizo ahí toda su carrera profesional durante 13 años ocupando diferentes posiciones con responsabilidades locales, regionales y globales, viajando y conociendo diferentes culturas y estilos de trabajo.

“En mi último año estuve unos meses basado en Cincinnati, Estados Unidos, donde está el headquarter de P&G. Tenía un prestigio creado, una buena carrera en cuanto a resultados y era considerado dentro de la compañía como uno de los talentos de América Latina para seguir creciendo y escalando posiciones”. Pero lo dejó porque dar un paso más implicaba mudarse de la Argentina y no quiso. “Soy un enamorado de mi país, de mi familia y de mis amigos, y el hecho de pensar que me alejaría de ellos me obligó a plantearme qué quería hacer con mi futuro. Cuando asumí que mi tiempo en P&G había terminado lo natural hubiera sido buscar otra empresa en la cual trabajar; pero también surgió la posibilidad de emprender, y pensé que era el momento exacto para hacerlo”.


Entonces creó viaedu, una plataforma de orientación vocacional digital con la que buscan que todo chico que esté terminando el colegio secundario pueda pasar por un proceso de orientación vocacional (hoy difícil por un tema de costos y accesibilidad) que le ayude a encontrar las carreras e instituciones que mejor se adaptan a su perfil combinando un test online y otro presencial. Y cuyo alcance estiman en 50.000 usuarios para fines de este año.

Aunque Beistegui reconoce que emprender agrega muchas preocupaciones a la cabeza entiende, a la vez, que brinda muchas satisfacciones. “Todas las decisiones que tomás tienen un impacto directo en el negocio, tanto las buenas como las malas y podés verlo y sentirte responsable de ello”.


Su consejo a otros ejecutivos que quieran dedicarse a emprender es que le dediquen el 100% de su tiempo y que no lo hagan como algo extra a su trabajo. Además reconoce la flexibilidad y agilidad necesarias para el camino del emprendedurismo, mucho más que las que requieren las corporaciones. “No hay que pensar como 'dueño de la plata' que invierte, sino entenderlo como un negocio”.


Por último, aconseja que la decisión se evaluada en todas sus implicancias ya que para él hay que prepararse mental y personalmente. “En mi caso fue entender qué responsabilidades personales iba a tener, cuántos ahorros necesitaba para poder enfrentarlas y saber que hay muchas chances de que no funcione, por lo que uno también tiene que estar preparado para eso”. Pero quién puede quitar el sueño del emprendimiento propio.


RECUADRO

El poder de lo micro

Se dice que uno de los libros favoritos de Mark Zuckerberg, el CEO fundador de Facebook que abandonó sus estudios en Harvard para dedicarse a su emprendimiento que hoy tiene una valuación que supera los 400.000 millones de dólares, es El fin del poder, escrito por el analista venezolano Moisés Naím. “De grandes ejércitos disciplinados a caóticas bandas de insurgentes; de gigantescas corporaciones a ágiles emprendedores; de los palacios presidenciales a las plazas públicas”, su tesis es que el poder está cambiando de manos. Pero también está cambiando en sí mismo y por eso Naím se dedica a describir la lucha entre los grandes actores antes dominantes y los nuevos micropoderes que ahora los desafían. Como la oportunidad que representa para los altos ejecutivos de corporaciones trasnacionales el desafío de embarcarse en un emprendimiento. Y convertirse en sus propios jefes, micropoder mediante.

 
 
 

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